El pasado día 2 nos avisaron que mi querida "agüelita", con la que estuvimos pasando las navidades en León hace unos días acababa de morir. Padres y hermanos nos organizamos enseguida para poder despedirla y condujimos toda la noche los novecientos quilómetros que nos separan de León y que hace tan sólo unos días hicimos de vuelta...
La triste noticia nos sorprendió a todos porque Eulàlia, a sus 89 años, tenía una salud, lucidez y vitalidad envidiable que le permitió ser indipendiente y disfrutar de la vida completamente hasta el último momento. Pudimos compartir todos juntos con ella las fiestas navideñas, la fiesta de su pueblo en San Esteban e incluso una celebración sorpresa a su hijo (mi padre) por su jubilación, que la llenó de orgullo e ilusión.
"Es un consuelo saber que tuvo una muerte dulce" comentaban familiares y amigos en su condolencia, pues murió por un suave desvaneciemiento y sin sufrir... Estos últimos días han sido muy tristes... pero sobrellevados gracias a la família y amigos que, aún la distancia, mantenemos y seguiremos manteniendo con gran cariño...
Cuando era pequeña me gustaba creer que una nueva estrella aparecía al morir una persona... "agüelita", desde aquí te mando un gran beso...
Oda a una estrella
Asomando a la noche
en la terraza
de un rascacielos altísimo y amargo
pude tocar la bóveda nocturna
y en un acto de amor extraordinario
me apoderé de una celeste estrella.
Negra estaba la noche
y yo me deslizaba
en la terraza
de un rascacielos altísimo y amargo
pude tocar la bóveda nocturna
y en un acto de amor extraordinario
me apoderé de una celeste estrella.
Negra estaba la noche
y yo me deslizaba
por la calle
con la estrella robada en el bolsillo.
De cristal tembloroso
parecía
y era
de pronto
como si llevara
un paquete de hielo
o una espada de arcángel en el cinto.
La guardé
temeroso
debajo de la cama
para que no la descubriera nadie,
pero su luz
atravesó
primero
la lana del colchón,
luego
las tejas,
el techo de mi casa.
Incómodos
se hicieron
para mí
los más privados menesteres.
Siempre con esa luz
de astral acetileno
que palpitaba como si quisiera
regresar a la noche,
yo no podía
preocuparme de todos
mis deberes
y así fue que olvidé pagar mis cuentas
y me quedé sin pan ni provisiones.
Mientras tanto, en la calle,
se amotinaban
transeúntes, mundanos
vendedores
atraídos sin duda
por el fulgor insólito
que veían salir de mi ventana.
Entonces recogí
otra vez mi estrella,
con cuidado
la envolví en mi pañuelo
y enmascarado entre la muchedumbre
pude pasar sin ser reconocido.
Me dirigí al oeste,
al río Verde,
con la estrella robada en el bolsillo.
De cristal tembloroso
parecía
y era
de pronto
como si llevara
un paquete de hielo
o una espada de arcángel en el cinto.
La guardé
temeroso
debajo de la cama
para que no la descubriera nadie,
pero su luz
atravesó
primero
la lana del colchón,
luego
las tejas,
el techo de mi casa.
Incómodos
se hicieron
para mí
los más privados menesteres.
Siempre con esa luz
de astral acetileno
que palpitaba como si quisiera
regresar a la noche,
yo no podía
preocuparme de todos
mis deberes
y así fue que olvidé pagar mis cuentas
y me quedé sin pan ni provisiones.
Mientras tanto, en la calle,
se amotinaban
transeúntes, mundanos
vendedores
atraídos sin duda
por el fulgor insólito
que veían salir de mi ventana.
Entonces recogí
otra vez mi estrella,
con cuidado
la envolví en mi pañuelo
y enmascarado entre la muchedumbre
pude pasar sin ser reconocido.
Me dirigí al oeste,
al río Verde,
que allí bajo los sauces
es sereno.
Tomé la estrella de la noche fría
y suavemente
la eché sobre las aguas.
Y no me sorprendió
que se alejara
como un pez insoluble
moviendo
en la noche del río
su cuerpo de diamante.
es sereno.
Tomé la estrella de la noche fría
y suavemente
la eché sobre las aguas.
Y no me sorprendió
que se alejara
como un pez insoluble
moviendo
en la noche del río
su cuerpo de diamante.
Pablo Neruda
Te mando mi abrazote y mi beso más grandes y sentidos Guaci. No tengas duda...en el cielo luce una nueva estrella
ResponderEliminarLe has hecho un homenaje muy bonito a tu abuela.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte.
Besos
GUAci: La verdad que me has hecho emocionar con tu entrada. Despedí a mi abuelo hace poco y tengo a mi abuela viejita... llega esta etapa en la vida en que tenemos que empezar a decirles adiós a los mas viejitos de la familia. Es muy triste. Pero también pienso que hemos tenido la suerte de tenerlos por muchos años a nuestro lado, y que han vivido vidas largas y plenas y murieron rodeados del amor de sus seres queridos. Un beso enorme.
ResponderEliminarMis más sentidas condolencias.
ResponderEliminarYo perdí a todos mis abuelos, pero aún no supero la muerte de mi bisabuela, que fue quien hizo de abuela conmigo y que la extraño todos los días.
Te quedan los recuerdos de los días juntas.
Abrazos.
Gracias por vuestras palabras, abrazos y ánimos...
ResponderEliminarUn abrazo muy grande.
ResponderEliminarLa mia nos dejó con 93 años ahora hace cuatro, el 13 de enero.Nunca la olvido.
Vaya, cuánto lo siento. Desde luego tu homenaje demuestra que era una gran mujer.
ResponderEliminar¿Has visto Stardast?...al leerte me he acordado.
ResponderEliminarPrecioso homenaje, Guamara, a tu abuelita...Lo siento muchísimo.
El poema de Neruda, muy acertado. Yo creo que de algún modo, están en otro lugar...no sé...me ayuda pensar así, y me lo creo.
Un abrazo tremendamente grande...Avanti!!!