sábado, 19 de febrero de 2011

Un libro vagabundo

Nací el 17 de junio de 1983, a las 16:37, salido de la imprenta de "La Manutention a Mayenne". Formato: 16,5cm x 12,5cm. Peso: 230 gramos. 

Así comienza su historia, explicada en primera persona por el inusual protagonista y narrador de Las desventuras de un libro vagabundo. Un libro entregado en escribir su autobiografía. Librerías, propietarios, anécdotas, bibliotecas y conversaciones nocturnas con otros textos marcan una vida el objetivo de la cual es "ser devorado en el mejor sentido de la palabra". Pero la muerte le espera, en cada esquina. Llena su relato de las obras y autores que más admira, y con un punto de pedantería, mira de reojo la maquinaria editorial más popular y comercial.

Paul Desalmand nos ofrece un paseo fascinante del mundo de la tinta impresa siguiendo las peripecias de un libro: autores noveles, editores sin escrúpulos, libreros de raza y vendedores de papel, editoriales e imprentas y, al fin, ineluctablemente, la trituradora gigante donde los libros se convierten en pasta de papel...

En ocasiones un libro y el siguiente comparten una temática parecida, o incluso estilos. En este caso, comparte con su antecesor el tema de la lectura y los libros, que es de un escritor francés y que aparece un personaje llamado Germain (en esta novela es su primer comprador, "un hombre lisiado que viva en Montmartre").

La visión personal del propio libro me ha descubierto otra manera de percibir el mundo de personas y empresas que envuelve a un libro. Y lo que más me llamó la atención son las curiosas tertulias que se montan los libros al anochecer:
Cuando oscurece, las estanterías, silenciosas de día, inician un rum-rum de mil conversaciones que no paran hasta el alba. A menudo charlamos, pero podía ocurrir que el debate subiese de nivel. Raramente conseguimos ceñirnos, nos parecemos a los navegantes que se pierden en medio del mar.
Como el propio libro dice "el objetivo de un libro es que le lean" y las reflexiones sobre las vidas de sus lectores, la importancia que le dan al libro o incluso la manera de describir a sus diferentes lectores son muy interesantes:
El que busca un libro en una estantería es un cazador; el que recorre con la mirada los libros de la parada, un pescador. El cazador tiene un título en la cabeza, un autor, quizá un tema. El pescador no sabe muy bien qué quiere.
Geneviève no se desplaza nunca sin una buena reserva de libros, cosa que no deja de darle problemas en los aeropuerto, en el momento de pesar el equipaje. Es una gran lectora. Lee por gusto, forma parte de aquellas generaciones que no tenían vergüenza de creer en la cultura. (...) De esa manera, me encontré en Teherán.
Ya es hora de satisfacer vuestra curiosidad a propósito del olor de crema solar que tienen mis páginas. Es muy sencillo. La chica guapa fue a Grecia a broncearse. Cada día me ponía en la entrepierna para evitar miradas indiscretas. A veces, cuando se estiraba boca abajo, me ponía sobre sus nalgas, pero eso ya me gustaba menos.
Siempre se han quemado libros. Y, generalmente, después, no se ha tardado demasiado en quemar seres humanos. Escapé por muy poco de esta muerte ignominiosa durante una estancia afortunadamente breve en Irán.
Me llamó también la atención encontrar una crítica tan encarnecida a la educación islamista (no os suena a algo?)
La enseñanza estaba fundamentada de arriba a abajo en la filosofía del jefe de la República islámica (que la paz de Alá esté con él). Se basaba en la memoria. Las criaturas estaban obligadas (a golpes de madera) a aprender de memoria los pasajes que tenían que regir cada momento de sus vidas. (...)
Cuando oía que el barbudo explicaba a las criaturas que era mejor entrar en los lavabos con el pie izquierdo y salir con el derecho, que tenían que taparse la cabeza al evacuar, no agacharse de cara a la luna o al sol, evitar hablar( excepto a Dios!), me picaba todo, tanto como le puede picar todo a un libro, y tenía ganas de gritarles: "No escuchéis esas chorradas! No tienen otra finalidad que matar en vosotros la inteligencia, la curiosidad, el gusto por la aventura. Haceros unos buenos autómatas dóciles. Rechazad la porquería sistemática que aniquila en vosotros todo aquello propiamente humano. No se os educa, se os condiciona"
Ya me excedí con los fragmentos así que me despido recordando que no tienen desperdicio tampoco el fragmento dedicado a los libros que desaparecen en las bibliotecas, la conversación de los libros sobre las mujeres de los escritores, las reflexiones sobre la vida y la muerte, las manera de morir y sufrir de un libro, y finalmente, su poética muerte...

Para acabar, os dejos dos vídeos que ya puse en otra ocasión en la que aparece muy resumida la vida que podría haber tenido cualquier libro:



6 comentarios:

  1. Parece interesante. El párrafo sobre el islamismo es muy osado. Y sobre los videos me pregunto ¿Por qué coinciden en ponerle la tapa roja? ¿Por qué parece que más que leerlo hay que maltratarlo? Me da mucha pena que el libro de la chica acabe en la basura, tan pronto, los libros deberían tener vidas más largas.
    Un beso

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  2. Ay Guaci qué buena pinta. La verdad es que si los libros hablaran contarían grandes aventuras, quienes los han leido, paises a los que han viajado...en fin Tomo nota Un beso

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  3. Me han gustado los párrafos que citás. Me parecen interesantes y críticos. Me llamó la atención lo de cazador o pescador, creo que soy una combinación de los dos, dependiendo del día me acerco más a uno o a otro.
    Besos y buen fin de semana.

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  4. Enrique, yo pensé lo mismo. Quizá porque el rojo consigue que el libro sea el protagonista en todo momento. Menos mal que existen iniciativas como Connexió Papirus para reutilizar los libros antes de llegar a la trituradora... http://othersidesoulmate.blogspot.com/2010/02/un-pozo-lleno-de-sorpresas-connexio.html

    Winnie, además es pequeño y portable. Mis libros pobrecitos deben estar muy tristes, porque se pasan días y días encerrados en el bolso... snif!

    Luciana, jeje! Pués no me lo había planteado! Supongo que en las bibliotecas soy cazadora y en las librerías pescadora ;) Un beso.

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  5. Guaci: Tu reseña me hizo acordar a este texto, que mi mamá me dio a leer cuando fue mi profesora de literatura. Creo que es de Cortazar, pero no me acuerdo. Capaz que lo conocés, el portagonista es un periodico, pero siempre pienso que es enteramente aplicable a los libros:
    "Un señor toma el tranvía después de comprar el diario y ponérselo bajo el brazo. Media hora más tarde desciende con el mismo diario bajo el mismo brazo. Pero ya no es el mismo diario, ahora es un montón de hojas impresas que el señor abandona en un banco de plaza. Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que un muchacho lo ve, lo lee, y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que una anciana lo encuentra, lo lee, y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Luego se lo lleva a su casa y en el camino lo usa para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios después de estas excitantes metamorfosis."

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  6. Tiene muy buena pinta y me gustan todos los fragmentos que mencionas, en especial la del tipo de lectores al acercarse a una estantería. Me lo apunto a mi lista de futuros, cada vez mayor
    Petonets
    Emma

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