Mr. Bones me acompañó en el
viaje a Madrid y creedme, no podía haber tenido mejor compañero de viaje. Tras la
Tertúlia sobre amistad entre especies(porqué nadie recomendó este libro?) mi padre me habló de "Tombuctú" de Paul Auster, la historia de un perro, narrada por el mismo can. Desde que
le conocí en León tenía ganas de leer un libro suyo y este fue el momento indicado.
Fue un placer leer Tombuctú, palabra que significa para nuestro perro relator, el lugar donde fue su amo al morir y del que espera con ansia reencontrarse. A través de él y su perruna visión del mundo conoceremos a Willy G. Christmas, el típico personaje austeriano, un miserable desgraciado, que vagabundea por Balrtimore y Virginia. No contaré la trama ya que es un libro para ir descubriendo paso a paso. Es como esas películas que te mantienen despierto hasta las tres de la mañana para esperar el final. Un libro que se lee en un día de vacaciones y te invade de una sensación humanitaria. Recomendable de verdad.
Ha sido mi primer libro de Paul Auster y por lo que me han dicho tal vez sea el más accesible, la mejor manera de empezar por él. Original, emocionante, tierno, se lee de un tirón.
A Mr. Bones, el perrucho protagonista, a veces se le escapan concepciones humanas, pero el escritor resuelve esto explicando que ha sido criado como un humano, por lo tanto, no ha de suscitar duda sobre su capacidad de discernir como tal. Mantiene su fidelidad hacia su amo hasta el fin como es típico en estos cuadrúpedos desde la época de las cavernas. Los perros, al poseer una nobleza y un afecto extremo, contrastan con la brutalidad y las penurias humanas, generalmente retorcidas e innaturales, legado de nuestra evolución. Un relato cargado de afecto y más humano que la historia del hombre.
"A lo mejor lo habían mimado mucho pero, a su modo de ver, la felicidad canina era más que sentirse querido. También consistía en sentirse necesario"
Una de las ocurrencias de Willy, el protagonista humano es que, como su familia es polaca decide ir a morir en paz a la casa de E.A.Poe (Poeland). Uno de tantos juegos de palabras de Auster que en la traducción se pierden un poco. Y como otra de esas casualidades, el día que empecé el libro me enteré que la casa de Edgar Allan Poe en Baltimore
tendrá que cerrar sus puertas a los visitantes por falta de financiación... :(
"Willy se había detenido en la acera. El barrio donde se encontraban apestaba a miseria y basura sin recoger, y sin embargo estaban ante la casita más encantadora que Míster Bones había visto en la vida, un edificio como de juguete, de ladrillo rojo, adornado con persianas de lamas verdes, tres escalones verdes y una puerta pintada de un blanco resplandeciente. En la pared había una placa que Willy leía con los ojos entornados y en voz alta, con un acento que cada vez se parecía más al de un peón de un rancho de Tejas.
- Dos cero tres calle Amity Norte- declamaba-. Residencia de Edgar Allan Poe, mil ochocientos treinta y dos a mil ochocientos treinta y cinco. Abierto al público de abril a diciembre, miércoles a sábado, de doce a tres cuarenta y cinco de la tarde"
La narración en que Willy yace a la puerta de la casa de Poe es una de las escenas de muerte más curiosas y menos previsibles que he leído, y en medio de la berborrea de Willy antes de morir, va dejando escapar algunas reflexiones que me hicieron replantearme ciertos temas:
"Reconozco que he sucumbido a los encantos de esas cosas tan fácilmente como cualquiera, no soy en modo alguno superior a la chusma con la que me he codeado durante tantos años. Soy humano, no? y si eso me convierte en un hipócrita, tanto mejor"
Para placer personal, ya que la portada de la edición que leí no me gustó, he seleccionado tres preciosas portadas de otras ediciones: