Ni las inundaciones por la tormenta ni la carretera cortada en Celrà podían impedir que llegara al concierto de Rufus Wainwright en el Auditori de Girona.
Empezó con una canción a capella que me erizó la piel... su voz aterciopelada en directo aún es mejor que en las grabaciones. Únicamente con un piano de cola y una guitarra nos cantó algunas de sus canciones más nuevas, algún nuevo soneto del disco de Shakespeare, nos explicó divertidas anécdotas sobre su ópera que estrenará en París el 10 de junio de 2016, sobre el masajista del hotel de Barcelona que chapurreaba el inglés e utilizaba palabras parecidas pero con significados muy diferentes en inglés (inspire and expire... depress...).
Hacia el final del concierto nos explicó que su madre era muy fan de Bob Dylan, al que han dado recientemente el Nobel de Literatura por sus canciones y letras. en una ocasión, consiguió conocer a Bob Dylan en directo y su madre estuvo hablando durante una hora con él mientras la demás gente que quería saludarlo se esperaban alrededor. Justo después cantó una canción sobre la enfermedad y muerte de su madre... vaya momento... super emotivo... que supo resolver a las mil maravillas al cantar justo enganchada su gran Cigarettes and Chocolate Milk con el consecuente gran aplauso de todos los que estábamos en la sala. En la parte final, cantó sus canciones más famosas y conocidas.
Para el bis, se disculpó porque no cantaría el Hallelluyah... se ha prometido que lo cantará cuando pierda Donald Trump. Pero nos deleitó con su "Complainte de la Butte".
Para este lunes, el Hallelujah, La Complainte de la Butte y el Cigarettes and Chocolate Milk que cantó al final del concierto en el Teatro Real de Madrid el julio pasado.